
¿Por qué son importantes los bosques?
Los bosques concentran más de la mitad de la biodiversidad terrestre del planeta.
Al mismo tiempo, funcionan como reservorio de dióxido de carbono (uno de los principales gases que causan el efecto invernadero), al punto tal que, cerca de un 20% de las emisiones globales de estos gases, provienen de la deforestación y la degradación de bosques. A su vez, aportan a las poblaciones cercanas fuentes de proteínas, plantas medicinales, materiales para la construcción y combustible en forma directa. Y, en forma indirecta, contribuyen a la conservación de las fuentes de agua, la prevención de inundaciones y protección para los suelos.
En la Argentina, los bosques nativos están en proceso dedegradación por la deforestación. Desde 1990 en la Argentina perdimos 7,6 millones de hectáreas de bosques (es el equivalente a la provincia de Formosa) que en la última década se ha llevado a razón de 300.000 hectáreas anuales, y el uso inadecuado de los recursos que éstos proveen. Un bosque degradado es un bosque que pierde su diversidad biológica, las posibilidades de sostener actividades económicas, y que ese ambiente provea servicios ambientales como la regulación del clima y del agua.
Para entender la importancia de nuestros bosques hace falta saber que cada hectárea de la selva misionera atesora, al menos, 189,5 toneladas de dióxido de carbono, principal gas responsable del Cambio Climático. Nuestro país posee un reservorio invaluable de dióxido de carbono en sus bosques. Así, se estima que los bosques nativos que quedan en la Argentina resguardan 9.300 millones de toneladas de CO2, lo suficiente para compensar las emisiones de los autos, camiones, aviones, usinas, industrias, ganado y cultivos argentinos en 18 años, según cálculos de la Secretaría de Ambiente de la Nación. Y cada vez más, los estamos dejando desprotegidos.
Actualmente se conserva el 27% de la superficie originalmente ocupada por bosques nativos, lo que significa que la Argentina está en una verdadera emergencia forestal. La ley de Bosques no impide más desmontes. Establece zonas rojas, donde la tala está prohibida; zonas amarillas, donde también está prohibida la tala y se autoriza un uso sustentable del recurso, y zonas verdes, donde el cambio de uso de la tierra puede autorizarse a avanzar sobre los bosques. Uno de los rucos utilizados por las provincias para no cumplir con la Ley ha sido el cambio de la zonificación para autorizar la expansión de emprendimientos agrícolas y ganaderos.
Hay una conexión íntima entre la deforestación y el cambio climático: en la Argentina provocó el 22% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según consta en el último inventario de emisiones.

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