Son esenciales para el reciclaje de nutrientes y están asociadas con bacterias fijadoras de nitrógeno, vital para el funcionamiento de los árboles Famosas por su capacidad para destruir la madera, a nadie se le ocurriría recuperar las selvas tropicales plantando nidos de termitas. Pues precisamente por eso, porque a nadie se le había ocurrido, algunos de los proyectos de reforestación de Australia estaban condenados al fracaso.
Una investigación dirigida por científicos del Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas, que acaba de publicar Journal of Applied Ecology, sugiere que las termitas serían necesarias para que las selvas tropicales replantadas de Australia prosperen. Al parecer, son esenciales para el reciclaje de nutrientes. Es decir, para la salud de los bosques jóvenes. La gente pensaba que con solo plantar árboles bastaba y no es así, apunta Baptiste Wijas, investigador postdoctoral del Instituto Cary, y profesor de la Universidad de Queensland en Australia.
Los bosques restaurados constituyen una proporción cada vez mayor de la superficie total de la selva tropical. Se trata de una de las mejores estrategias que se nos han ocurrido para preservar la biodiversidad y extraer carbono de la atmósfera.
Amy Zanne, otra científica responsable del proyecto, quería descubrir el papel termitas y hongos como descomponedores en los bosques replantados. Para ello colocó bloques de madera en tres zonas boscosas de un bosque primario de la selva tropical de Daintree, en Australia, y esperó. Originalmente fueron selvas bajas hasta que, alrededor de 1900, se convirtieron en plantaciones de piña, plátano y palma aceitera, pero luego fueron abandonados en la década de 2000, antes de ser replantados por la ONG Rainforest Rescue en 2010 y 2014.
Durante cuatro años, el equipo revisó los bloques de madera cada seis meses para ver si habían sido invadidos por hongos, termitas o ambos, y midieron la rapidez con la que se descomponían los bloques. Basándose en estudios previos, el equipo esperaba que la actividad de las termitas fuera similar en los bosques replantados y en los bosques primarios.
Los hongos aparecieron de manera casi similar tanto en los bosques primarios como en los reforestados, pero no las termitas, que descompusieron los bloques de madera con mayor lentitud en los bosques reforestados, incluso 12 años después de la reforestación.
Una tasa más baja de descomposición puede significar un retorno más lento del carbono y nutrientes al suelo, lo que podría perjudicar la salud del bosque y el crecimiento futuro. Para evitar estos impactos negativos, los científicos proponen trasplantar troncos muertos de los bosques primarios en los bosques nuevos, y que así atraigan descomponedores de otras zonas.
Un bosque joven y en regeneración no tiene mucha madera muerta, explicó Zanne. Si traes estos troncos les estás dando alimento para que se mantengan, mientras esperas que se derrumben partes de los árboles nuevos.
El equipo está considerando ahora trasplantar montículos de termitas directamente a los bosques junto con la madera muerta. Aunque Wijas y Zanne reconocen que puede ser muy difícil convencer a los administradores forestales.
Se sabe que alrededor del 3% de las termitas dañan las viviendas, señaló Zanne, pero se sabe muy poco del 97% restante. Creemos que las termitas podrían estar reteniendo carbono en sus nidos. Cuando comen madera, no pueden digerirla toda, por lo que las heces que usan para construir sus nidos podrían ser bastante ricas en carbono. Incluso podrían retener más del que emiten, pero aún no lo sabemos, apunta Wijas.
Las termitas también están asociadas con bacterias fijadoras de nitrógeno, vital para el crecimiento y el funcionamiento de los árboles. Las termitas y los hongos son absolutamente esenciales para el funcionamiento del bosque, y sería interesante ver quién más regresa a los bosques en regeneración si están termitas: quizás hormigas, lagartijas y petauros del azúcar, que se alimentan de termitas. En estos momentos, simplemente no tenemos idea de si están regresando a estos sistemas, apunta Zanne.