Confirman que los bosques de varias especies almacenan más carbono que los monocultivos
Los bosques conformados por varias especies tienen la capacidad de captar más carbono de la atmósfera. Esto abre un debate sobre los bosques de una sola especie, algo que es muy común en el sector de la industria forestal.
Un bosque compuesto por más de una especie, o un campo de más de un cultivo tienen la propiedad de captar más carbono de la atmósfera. Así concluye un estudio reciente publicado en Frontiers in Forest and Global Change. Es sabido desde hace tiempo que la biodiversidad aumenta la productividad forestal, pero los efectos demostrados en la reciente publicación son bastante sorprendentes en cuanto a las magnitudes.
Los bosques diversos son un 70 % más eficaces como sumideros de carbono. Diferentes especies con rasgos complementarios pueden aumentar el almacenamiento total.
Lo cierto es que las empresas forestales suelen plantar monocultivos, por lo que el estudio puede afectar a las prácticas del sector. En diálogo con este medio, el ecólogo y meteorólogo Rémy Beugnon, del Centro Alemán de Investigación Integrativa de la Biodiversidad, indicó que lo que parece más interesante del estudio es la conexión con aplicaciones del mundo real.
Al demostrar que una plantación con un solo tipo árbol capta menos carbono que con diversidad, debería ser un punto a tener en cuenta por las empresas forestales para plantear un negocio más saludable con el medio ambiente. Los investigadores examinaron más de 11.300 estudios, algunos de ellos procedentes de una red mundial de experimentos sobre diversidad arbórea llamada TreeDivNet. Así lograron dar con 18 que incluyeran la información necesaria para comparar el almacenamiento de carbono en monocultivos con el de rodales que contienen dos o más especies de árboles.
La diversidad gana
Los primeros resultados de la investigación comandada por Emily Warner de la Universidad de Oxford en Reino Unido, indican que los monocultivos no pueden seguir el ritmo de los bosques mixtos. Los rodales con dos o más especies contenían al menos un 25 % más de carbono sobre el suelo que los monocultivos con mejores resultados, aunque los investigadores señalan que se necesitan más datos sobre esta comparación. De todas formas los indicios parecen ser muy fuertes.
Por caso, cuando los investigadores se centraron en los bosques con cuatro especies, el efecto fue más sorprendente. Estos rodales mixtos contenían más de cuatro veces más carbono que el monocultivo medio y más del doble que los monocultivos con mejores resultados. De todas formas, cuántas especies arbóreas necesita un bosque para maximizar su productividad es una cuestión abierta, algo que señala la propia Warner. Ella y sus colegas descubrieron que el almacenamiento de carbono alcanzaba su máximo con cuatro especies, pero los estudios que analizaron estaban sesgados hacia bosques jóvenes con pocas especies, lo que puede haber influido en el resultado.
Y aquí viene un punto de mucho interés. Muchas empresas y países están trabajando sobre los cupos de carbono plantando árboles para complementar las emisiones de ese gas en otros lugares del mundo. Un negocio muy redituable. Pero este estudio pone un punto de atención sobre las formas de esa práctica. Estos resultados demuestran que no se trata sólo de plantar árboles; se trata de plantar bosques diversos.
Lo que queda por delante
En el estudio se señala que hay muchas razones por las que los rodales mixtos pueden ser más productivos que los monocultivos. Por ejemplo, las distintas especies pueden tener formas complementarias de utilizar los recursos, por lo que las mezclas de estas especies pueden coexistir más fácilmente que los rodales que contienen una sola especie. Según los investigadores, los árboles con capacidad para fijar el nitrógeno, que transforman el nitrógeno del aire en una forma utilizable por otras plantas, no aumentaron la productividad forestal más que las especies no fijadoras de nitrógeno.
Se trata de un primer paso que abre la puerta a posteriores estudios que aporten más detalles y trabajen sobre más áreas del mundo. Por caso, este estudio no incluyó a Sudamérica y África. Otras de las autoras del trabajo, la ecóloga Catherine Potvinm indicó que los estudios futuros también podrían tener en cuenta el carbono almacenado bajo tierra. Es difícil encontrar esos datos porque para analizar el carbono subterráneo hay que desenterrar las raíces de los árboles.
Un punto no menos son los problemas logísticos que impiden a las empresas forestales plantar bosques diversos. Las máquinas utilizadas para plantar árboles suelen ser más apropiadas para una sola especie, y cosechar varias especies es más complicado que cosechar un monocultivo. Las distintas especies pueden tener ritmos de crecimiento diferentes, lo que se traduce en troncos de distinto tamaño o ramas de distinta altura que requieren prácticas de tala diferentes, por ejemplo. Además, los bosques tardan muchos años en crecer, por lo que los silvicultores tienden a ser reacios a probar nuevas especies o técnicas porque no sabrán el valor de su inversión hasta pasadas décadas.
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