
El Ebanista cuyos muebles exclusivos rinden culto a la madera
Con la paciencia de un agricultor, la pasión de un artista y el virtuosismo de un orfebre, el ebanista Xavier Mas realiza un viaje que va desde el árbol hasta la pieza final, un pueble único de madera maciza.
Cuando era niño ya quería ser carpintero. En enero pasado recibió en Cataluña el título de maestro ebanista, diploma que se concede sólo a un artesano de cada gremio al año, quien ha de cumplir exigentes requisitos. Tras licenciarse en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona, en 1990, Xavier Mas pintó cuadros y trabajó en museos como el MoMA y el Guggenheim de Nueva York, en el Macba, la Fundación Miró y otros centros en producción de exposiciones. Pero hace más de 20 años optó por entregarse a su pasión, el trabajo con la madera, al que otorga un significado alineado con su sensibilidad creativa. Desde un comienzo buscó una formación más conectada con este oficio ancestral y menos volcada a lo industrial, un enfoque artesano que encontró en los maestros Jacques Vanlommeren y Pere Mascarell. Fundó su taller en Barcelona y creó su marca Mas Fuster ("carpintero" en catalán). Realiza, con virtuosismo y elevada calidad, muebles únicos con madera maciza de árboles que busca en el norte de España y el sur de Francia, y que, en ocasiones, deja secar mucho tiempo hasta que esté ensu punto para ser trabajada de una manera artesana. "La palabra respeto resume lo que yo hago. -nos explica- Respeto por el oficio: me impresiona cómo ha pasado de padres a hijos, de maestros a aprendices, por años.
Y el respeto por el árbol. Tengo claro que trabajamos con algo que fue un ser vivo. Los árboles han estado desde mucho antes que nosotros en esta tierra, nos dan la vida, y lo mínimo es hacerlo lo mejor posible cuando los utilizas". Y añade: "Como decía el diseñador George Nakashima, autor del libro "El alma del árbol", estamos cogiendo lo que queda de él y alargándole la vida". En los diseños de Xavier queda claro que la protagonista es la madera: "Cuanto más sencillo es el mueble, más bonito es porque vas a poder ver mejor la madera. Los barnizados, que sean lo más naturales posibles, y cuanto menos teñidos, mejor. La madera, cuanto más madera, mejor". Este artesano domina el lenguaje de los árboles: "De repente ves algunos que son irrepetibles y, cuando aprendes a leer la madera, puedes ver en su veta la vida que tuvo, los inviernos que ha pasado, cuándo se le rompió una rama...". A su bagaje suma curiosidad por aprender, y ahora está entusiasmado empleando el torno y madera en verde para hacer objetos. Pero "mi objetivo es hacer el mueble más honesto que pueda y que dure generaciones"
POR ANA RODRÍGUEZ


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