
El día que el fuego irrumpió en la selva austral
una microhistoria ambiental del Siglo XIX
Alejandro Dezzotti, del Departamento de Ecología con sede en San Martín de los Andes, de la Universidad Nacional del Comahue, analiza en su artículo los antecedentes históricos de incendios en bosques patagónicos y sus consecuencias hasta la actualidad. Y nos recuerda que “la historia del fuego es la historia del bosque y la de nuestra propia especie”.
TIERRA DEL FUEGO (Junio 2023).- Durante el verano de 1851 un incendio intencional en la región austral de Sudamérica destruyó más de 230.000 hectáreas de una de las selvas más extraordinarias que existen en nuestro planeta. Este acontecimiento representó la primera gran catástrofe socioambiental documentada por sus protagonistas en esta región.
El tiempo presente es decididamente diferente al de aquella época, pero aún continúa la tragedia del fuego antropogénico que arrasa el bosque.
La Tierra de fuego
Necesitamos recordar que el fuego no es simplemente una herramienta, una presencia o un proceso para que manipulemos, sino una relación. Stephen Pyne. The Pyrocene (2021).
La Tierra es el único planeta del sistema solar que tiene los tres elementos del “triángulo del fuego” que posibilitan la existencia del fuego: la fuente de ignición, el oxígeno atmosférico y el combustible. Ningún otro planeta los tiene a todos. El fuego comienza por el efecto de diversas fuentes de ignición como la de un meteorito o la lava de un volcán, pero esos elementos son relativamente raros en nuestro planeta.
Sólo la poderosa descarga natural de electricidad estática del rayo explica la ocurrencia de la combustión a escala global. Los rayos son un fenómeno geofísico que está presente desde el origen del planeta, aunque sólo una pequeña proporción de ellos alcanza un suelo con combustible; la mayoría golpea la roca o el mar. Y de los que impactan algo que pueda encenderse, sólo algunos pueden convertir la carga eléctrica en combustión. Y además, la tormenta que produce rayos, también produce lluvia; lo que la primera puede encender, la segunda puede sofocar. Es decir que los únicos rayos que pueden producir fuego son los denominados “secos”.
Los otros dos elementos, el oxígeno y el combustible, son productos exclusivos de la vida, un proceso que sólo ocurre en la Tierra. El fuego es una creación del mundo viviente, una reacción que depende de la vida que le suministra tanto el oxígeno como el combustible. Y por esta razón, en los otros planetas el fuego es inexistente.
La fotosíntesis tuvo un papel clave en la existencia de ese conjunto de partículas y moléculas incandescentes que emiten calor y luz: la de los organismos marinos, primero, llenó la atmósfera con oxígeno, y la de las plantas terrestres, después, cubrió la superficie del combustible de la biomasa.
La primera evidencia de carbón vegetal fósil corresponde a la época en la que aparecen las primeras plantas terrestres y el bosque y desde ese momento, el fuego es una presencia ambiental, un proceso ecológico y una fuerza evolutiva planetaria. En resumen, el fuego no es algo impuesto a la biota, como el viento o la inundación, sino que surgió del carácter mismo de ella.

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